lunes, 5 de diciembre de 2016

Esculturas urbanas

          Se conoce como escultura urbana a toda pieza escultórica realizada con el propósito de embellecer de forma artística a diversos entornos urbanos dando a conocer un mensaje reflexivo a la sociedad que habite en ella. Por lo tanto, una de las características primordiales de este elemento, consiste en dar un lenguaje propio donde el arte sea el medio comunicacional entre lo que se considera obra-espectador, logrando así más que la percepción de un elemento ornamental, la concepción de un generador de ideas, sentimientos y emociones que conlleven a  lazos de filiación entre el arte y el ser humano.
Los materiales utilizados en la elaboración de estas esculturas son muy diversos e incluso, cualquier material resistente a la intemperie se considera altamente capacitado para ser utilizado, aunque la metodología pueda variar, lo que nunca cambia  y está siempre presente es la absoluta libertad creadora del artista.
        Cuando se denominan a este tipo  de escultura como urbanas,  quiere decir que su ubicación este dentro de grandes ciudades o urbes, autopistas o transitadas avenidas, también  pueden estar localizadas en una calle o en un pequeño pueblo, el primordial requerimiento es que se encuentren ubicadas en un punto  determinado donde puedan ser percibidas  cumpliendo así una función artística y llamativa a la vez, sin omitir por supuesto su lenguaje conceptual que se exalta al máximo de la misma manera.
        El artista realizador de este tipo de obras es un privilegiado, porque tiene la ventaja de lograr ser un expositor permanente, y lo  más importante aún, es “exponer sus ideas”, además de la ventaja de que una obra urbana es más vista que una pieza que se encuentre en un museo, trayendo así una mejor apreciación por parte de la sociedad que se encuentre en el entorno, despertando a la vez interés por la escultura en cualquiera de sus manifestaciones, rama del arte que ha sabido ser muy versátil, en cuanto a su variedad de corrientes, elementos y materiales que se logran adaptar a cualquier entorno.
        Cabe destacar que la escultura urbana como elemento artístico presenta una diversidad que la cataloga altamente expresiva y variada, de forma tal que  suele considerarse a la escultura urbana como medio de expresión artística en el cual su idea y pensamiento, está profundamente emparentado con la libertad.
        Los artistas plásticos se dieron cuenta del importante sistema expresivo que representaba la escultura urbana como sistema de comunicación de gran impacto. Por lo que decidieron apoyar a un arte público situando esculturas en parques y jardines, avenidas, aeropuertos, paradas de autobuses y autopistas, en barrios y zonas residenciales de grandes ciudades y pequeños pueblos, contextos desde los cuales alcanzasen a toda la colectividad.
        Descubrieron que desde su ubicación publica las esculturas urbanas son testimonios culturales que se ofrecen de manera simultánea y de forma involuntaria y automática a las masas que reciben el mensaje que el artista individual plasma y que ejercen su profunda influencia de manera continua y permiten que su enorme potencial comunicativo llegue a los ciudadanos de forma generalizada. Que a diferencia de los santuarios  de los museos facilita que la población de menor instrucción aprovechen del estímulo visual, del disfrute del patrimonio que tradicionalmente estaba reservado a las clases pudientes y privilegiadas que eran quienes exclusivamente tenían la oportunidad de visitar a los museos, por lo tanto estas esculturas se desmitifican y se bajan al nivel humano, se elimina el pedestal que la sustentaba, que las alejaba de los contempladores y sale al encuentro del ciudadano que  desde su nueva posición las obras lleguen e influyan en toda  la sociedad.
        Los artistas, utilizan la nueva función de forma más cultural y confrontan en el espacio estéticas diferentes e integran esculturas de fuertes contrastes entre sí  con el entorno, creen en una escultura sin uniformidad y promocionan monumentos que solidifican y defienden maneras de pensar revolucionarias, que divulgan y transmiten unos valores de forma profunda y que son elaboradas y recogidas por el inconsciente colectivo. Que engrandecen y realzan los valores que reflejan. Que muestran y divulgan soluciones innovadoras, obras de arte que ofrecen en alto grado el  esmero de la sensibilidad humana.
        Con lo que los espectadores que disfrutan de la obra de arte público, tienen ante sus ojos una oportunidad que nunca habían tenido antes, observan esculturas pertenecientes a tendencias diversas de forma no aislada, que conviven en armonía en el espacio, típico de una época que admite variedad de opciones tanto políticas como religiosas, económicas y psicológicas, científicas y espirituales. Sin sexismo, sin racismo, sin clasismo, sin exclusividades estéticas, en contra de todo integrismo que defienda la pureza o la uniformidad. Y los ciudadanos al estar en el entorno de elementos culturales de diversas tendencias que manifiestan armonía aprenden a interiorizar la  variedad cultural que representan. Reciben una filosofía integradora, posibilitadora  de relación entre la innovación y lo tradicional.
        La variedad estética permite que se modelen patrones de acción fundamentados en diferentes filosofías, en diferentes principios. Permiten que se logren diversidad de valores, aumento de tolerancia, flexibilización de conductas a la vez que se aumenta el entusiasmo por la estética, las enseñanzas múltiples que se trasladan a otras ramas sin el esfuerzo de ir en su búsqueda. Por lo que las creaciones escultóricas de vanguardia  que forman parte de la escultura urbana realizan cambios en los valores y pautas de una sociedad. Y permiten eliminar la resistencia al cambio de nuevas ideologías, a la vez que cambian el gusto estético. Sin embargo hoy más que nunca la escultura urbana es hasta cierto punto incomprensible, al no ser figurativa en su totalidad no encuentra pronta significación en las masas, sin embargo el  valor estético   es gozado por todos, no se entierran en los museos sino que se colocan en las calles, al aire libre.
        Las nuevas maneras expresivas de la escultura urbana occidental del siglo XX despiertan curiosas fuerzas emotivas en los contempladores; de atracción o de rechazo. Y dependen de los condicionamientos culturales a la diversidad de reacciones individuales. Suelen ejercer enorme fascinación y estimulan las más vigorosas adhesiones en los individuos que sienten a través de sus profundos placeres y satisfacciones, que vibran, reviven y captan con lo que el artista transmite o con lo que la obra de arte expresa. Mientras que la contemplación de la escultura contemporánea todavía despierta incompatibilidad. A otros espectadores los deja indiferentes y no les dice nada, dejan intacta la contemplación artística, los cuales las toman simplemente como elementos decorativos del espacio; algunas esculturas con sus encantadoras curvas suaves nos alegran, nos calman y tranquilizan; otras con sus llamativos colores, sus estridencias y sus formas agresivas nos excitan y estimulan; Algunas fascinan, otras repugnan, mueven a la reflexión o sorprenden. Todas atraen la mirada y son imágenes del tiempo, enriquecen el espacio y provocan el deseo de permanecer en su cercanía. Y se convierten en fuente de atracción  turística.

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